ACOSO SEXUAL
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Existen mujeres que odian a los hombres, como también en la contraparte que odian a las mujeres aunque la cantidad es poca si producen mal cuando se encuentran detrás de una mujer débil en carácter. La confianza entre ambos sexos es capaz en brincar los obstáculos que representan las frustraciones de otras. Ese no es el cambio deseado por los varones, preocupa el abuso con el que se juega en la dignidad. Hay que entender que dificulta, impide a los hombres inspirados en el desarrollo sano de la mujer, apoyarlas. Es un principio de moral limitado por la cercanía del roce en el trabajo lo que deteriora la visión aceptable. El cambio esperado se puede malograr por falta en entendimiento en lo que se está insistiendo.
Dos visiones diferentes se presentan: Una; el anhelo en ver a la mujer plena y la otra; el que desea verla pegada al lavadero. No se vislumbra un cambio a corto plazo, ellas seguirán las unas sujetas, las otras luchando para ser reconocidas a una vida mejor. Lo absurdo es dañar contra toda lógica de justicia y paz espiritual. La provocación surge del conglomerado silenciado lleno en desprecio y la provocación de grupos que odian a los hombres y con sus actitudes atentan contra el avance logrado para la mujer de ideas libres.
Se hizo presente como arma el señalar acoso sexual. Una forma en denigrar la dignidad del hombre. La promesa cumplida de un mundo mejor para ellas se está estableciendo y a corto plazo se va avanzando aceleradamente, su larga espera término dejando en ser su mujer para convertirse en su compañera, pasó de mueble a esposa. No hay excusa que valga, es el hombre quien se dio a la tarea en abrir el camino.
El mismo hombre, quien ha cambiado la visión de pareja por el mundo que ellas desean. No solo es cuestión de dinero sino permanecer en el aprecio dejando atrás el remordimiento con el que anteriormente fue tratada sin respeto al ser considerada ingenua. Los miedos de la mujer, sus creencias son lo que realmente las está empujando a seguir consejos de mujeres pequeñas de espíritu. El hombre y la mujer son la combinación perfecta y aunque son diferentes son capaces en absorber esa diferencia en forma pacífica para coexistir en este cambio de mejor manera.
El castigar al hombre o causarle calambres con señalar acoso sexual sin pruebas no es más que un chantaje que debe ser analizado profundamente por la mujer en su ruta al empoderamiento, se hace mal, sin medir consecuencias, es permisible y oculta verdades solo por ser mujer la declarante.
Si, bien es cierto no está bien que un hombre acose a una mujer, el problema se convierte en grave cuando la mujer acusa para cambiar una decisión laboral. Esta es la nueva forma en abuso que cambia lo que nos rodea, impide la aspiración en trato. La fuerza oculta que lo rodea no es fácilmente percibida, el camino seguido no es la solución, no es el destino deseado para las mujeres. Algunas aceleran el ataque por diferentes razones desde por ser un mal compañero, jefe pero hay que darse cuenta que lo que hoy se celebra mañana se conocerá y cambiara por completo la apertura que los hombres están dando al pleno desarrollo de la mujer. Por una pagan muchas.
Es importante se escuche la voz de las mujeres para que cambien el mundo, pero no con mentiras prefabricadas que dañen la dignidad de otra persona.
Ante los problemas la mujer acusa al jefe de acoso sexual. La sociedad lo juzga argumentando que debemos cambiar pero hay que darnos cuenta que el propósito o despropósito en ocasiones es un grito desesperado en el cual las intenciones señaladas no tienen nada que ver, sino son producto de la hipocresía de una mujer a la que se apresura apoyar juzgando al otro sin sustento. La relación laboral de la ciertas mujer se ha vuelto un problema que raya en lo ridículo al hacer daño con su intención al equivocarse y ser llamada la atención.
Tomar por su derecho y el derecho de los demás, incluso sin pruebas. Da la sensación que ciertas mujeres no tienen límites, ni sufren cuando caminan por su mentira. La experiencia con alguna de ellas no hace nada fácil la relación laboral al no encontrar el cómo separar su fortaleza como ser humano y la pasión en hacer daño simplemente porque algo le duele, no le gusta o tiene problemas en su trabajo. Nada dice que los problemas son malos, es difícil estar alejado de los mismos, eso define carácter para cambiar visión de vida. La moda en acusar está impidiendo al reconocer falta de madurez y fácilmente manipulable lo oculto que existe en cada acusación de acoso.