BIEN AMADA
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Nadie nace con el sentir en la importancia de nuestra propia compañía, en ese apreciarnos, fortalecernos en amor propio. Conforme recibimos reveses nos vamos percatando de esa cualidad tan importante. Las mujeres aprenden en su hogar a vivir en soledad y por razones en edad atrapan amigas con las que entablan amistades que les terminan por lavar el cerebro y con el corazón destrozado ante su falta de experiencia en el manejo de una amistad saludable.
Su soberbia no fue suficiente para quitar la sonrisa por la vida de mis labios, pero la vida le preparaba otros juegos. En tiempos de estudiante, no importa si el rio está seco o llueve amor en tu corazón. La amistad y el salón de clases hicieron que brotara este sentimiento. Al final cerré la llave por lo ingrato de su proceder. Aprendí a dejar en ser el idiota que estaba a su disposición para lo que se ofreciera en el momento que así lo deseara. Se reía de mi persona al verme enamorado, sabía que podría pasar encima sin que emitiera la menor protesta y, agradecer la fortuna en convertirme en su paño de lágrimas.
Uno aprende que el amor es cosa de dos y “Si no” el uno queda convertido en el idiota que sonríe en su atropello. Al transcurrir los años y mirar atrás con sus engaños y la experiencia compruebo que la persona toma lo que quiere y el otro como puede. Cada cual demuestra la amistad o el amor en distinta forma. Aprendí que existe algo que jamás se despegara y se llama interés por lo que le pasa a quien se ama.
Al enamorarse surge ese interés por demostrarle cuanto lo amas. En ocasiones el miedo a perderla como amiga no lo hace tan sencillo aunque de cualquier forma, ella lo sabe. Cuando supe que salió embarazada por primera vez y, su enamorado desapareció, quise dormir pero no pude al imaginar los problemas por los que estaba pasando, me volaba la imaginación con ansias para decirle que no se preocupara, yo, la ayudaría. Ese sentimiento era tan poderoso que no importaban las habladurías en torno a que si el embarazo había sido conmigo o con otro. Amanecia con los ojos abiertos mirando el techo del cuarto. El punto es que me afectaba, estaba encadenado a su vida, atrapado en sus redes sintiéndome feliz con solo verla y al mismo tiempo comprendía que no estaba en la lista de sus prioridades o enamorados.
Era feliz esperando sus órdenes. Por su lado ella esperaba la respuesta de ese alguien que había dado en prenda su palabra. Quería estar con él, sujeta pero el hombre no cumplió, se atemorizo y en su debilidad abandono la ciudad dejando a la presa sin alas, con la felicidad marchita, sin espacios para reposar la desventura. A su lado yo, deseando enamorado de alguien que jamás supo amarme, creo me consideraba un conocido más en su lista. Así, es el amor y, lo que hace sentir.
Al correr de los años me pude dar cuenta que de joven me enamore de una descerebrada. Me entere por boca de ella misma.- Una amiga de la juventud. Que no era feliz, que sus relaciones siempre le fallaron, sus experimentos en busca del príncipe rico no se concretaron, sus amores terminaban pronto. Le quitaron hasta el modo de andar de lo que tanto presumía.
Sus jugadas no le salieron, sus amores no se definieron y lo que tanto criticaba en otras.- Quedo embarazada, en varias ocasiones recurriendo al aborto (Legrado) ¿Qué le pasó, con su primer amor dispuesto a casarse si le daba una probadita? Aún recuerdo aquella ultima platica en plan de amigos que tuvimos en la que le dije.- No lo busques ni rico, ni perfecto, no se trata de andar por ahí examinando, el que ama no hay duda se presentara en el lugar y momento menos esperado. Si, no has encontrado a nadie, es porque no te has fijado bien, no tengas duda ellos siempre han estado ahí frente a tu nariz (Alusión por supuesto de mi persona), solo es cuestión de verlos, entenderlos.
La que se esfuerza por encontrar se topa con pared, perdiéndose en dudas. El principio básico es: Primero debe gustar para después empezar a dar y al final amar. Uno encuentra lo que no ocupa, esa es la causal del abandono, fracaso, vacio, en sentir la vida miserable y, no creer que sea amada, ni que alguien realmente lo atienda. Si quieres ser feliz debes desistir en conductas tontas que alejan el amor y, entran los intereses.