El ataque contra el público de un concierto en Las Vegas lanzó un debate sobre medidas de seguridad en hoteles y eventos al aire libre. Pero poco era lo que se podía hacer para prevenir esta masacre, coincidieron expertos.
“Era un incidente imprevisible, punto”, dijo Patrick Brosnan, un exdetective de la policía de Nueva York, que tiene una firma de consultoría en seguridad privada.
Brosnan y otros expertos consultados por la AFP coincidieron en que el tiroteo más letal de la historia moderna de Estados Unidos -59 muertos y más de 500 heridos- deja en evidencia la dificultad para las fuerzas del orden de estar un paso por delante de este tipo de incidentes.
El tirador, un contador público retirado identificado como Stephen Paddock, de 64 años, abrió fuego contra la multitud desde su habitación en el piso 32 del hotel Mandalay Bay, antes de suicidarse, indicó la policía