HUELLA
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Te desarrollas cuando los prejuicios se secan por falta de odio, das ejemplo sin importar burlas, ni desdenes, cuando se es fuerte en carácter, sostenido por formación, sensible por temperamento ¡Y humano por nacimiento! Cuando enfrentas la adversidad, sin perder la calma, se pierden las cosas pero nunca la dignidad. Se madura al ser capaz en recoger flores entre las espinas y los dedos sangran pero el alma ríe.
Uno asciende ayudando a sus semejantes, conociéndose a sí mismo y dándole a la vida más de lo que recibe, cuando se planta para no retroceder, vuela con o sin plumas, es capaz de convertirse en luz, en faro o en estrella. Uno vive cuando tenemos en quien pensar, a quien amar y su recuerdo nos impregna, su cariño nos levanta. Cuando nos vienen recuerdos, unos buenos y otros no tan buenos. Quien no recuerda la primera vez que alguien nos dijo que nos amaba, cuando estábamos nerviosos sin respuestas pero con toda la juventud encima y que con todas las fuerzas estábamos dispuestos a salir corriendo por la calle gritando ¡Yo, también te amo! Daríamos todo por regresar ese instante añorado, todo por ese amor si fuera necesario.
Alguien dirá ¡Estás loco!, pero no es así, simplemente trasladas al alma esas ganas por vivir. Todo mundo sabemos que es imposible atravesar la vida sin que un trabajo salga mal hecho, sin que una amistad cause decepción, sin padecer algún quebranto de salud, sin que nadie de la familia fallezca, sin que un amor nos abandone… sin equivocarnos. Ese es el costo de vivir. Sin embargo lo importante no es lo que suceda, sino como reaccionamos nosotros.
Si se pone a coleccionar heridas eternamente sangrantes, vivirá como un pájaro herido incapaz de volver a volar. Uno crece cuando no hay vacío de esperanza, ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe. Asciende cuando acepta la realidad, tiene fortalecido el espíritu, el destino no puede vencernos y se tiene voluntad de trabajar para cambiarlo. Uno crece asimilando y aprendiendo de lo que vas dejando detrás de cada decisión que tomas, de cómo caminas construyéndote y das el paso hacia adelante. Cuando se supera, se valora en lo que realmente vale, cuando supera los frutos amargos y los vuelve dulces. Cuando abres brecha a pesar de todos, y dejas huella sobre piedra dura, asimilando experiencias.
El día más triste: Pierdes a la persona amada, al padre, madre, hermano, hijo y se esfuma la felicidad, el sueño, toda la vida se cruza en un instante, cada lagrima son pinchazos sobre el alma, el corazón sufre, queda vacio, no vuelve jamás a latir como antes, se va la alegría, lo mejor en parte de la vida para siempre. Le hablas en silencio, como si siguiera a un lado, si escuchara el dolor. Le hablas de alguna forma y sientes que te escucha. Es un día que el corazón queda hecho pedazos y de ningún modo se volverá a reconstruir por completo, porque es y será siempre el centro de esa incertidumbre.
Cuando me vaya de este mundo, dejare mi sombra colgada de un armario, en una línea de computación estarán algunas de estas rayas y mirare al cielo en busca de su última mirada. Guardare en mi corazón los grandes momentos disfrutados, la ternura recibida sin merecerla y la sonrisa de quienes me amaron en vida. Cuando me vaya de este mundo, no soñare con cosas que me hagan mal solo tendré en mis sueños el amor recibido, que es lo normal. Cuando de este mundo salga, olvidare el abandono, llorare en la eternidad un poco lo cual por falta de tiempo y exceso de alegría no hice en vida.
Cuando me vaya, me llevare un poco de nada y todo el amor inmerecido, no puedo evitarlo y eso pasa por amar tanto. Se borraran de mi mente sus imágenes que con tanto amor grabe en mi corazón. La muerte será capaz en borrar la ilusión en tener lo que tuve y de sentir que es lo que siempre esperaba. No añoren mis frases que alababan el amor, estaré solo en mi silencio. Siempre solo, la sangre ya no correrá mortificándome con su llanto.
Cartas hermosas, mensajes cortos, miradas insinuantes a los que dejamos de acostumbrarnos “Un te quiero, un te extraño” mientras el amor crecía en aquellos momentos tan felices. Miles de cosas que no éramos capaces en decir pero que recordamos. Ahora estamos muy lejos de esos tiempos y sabemos que jamás volverán. Era nuestra alegría, nuestra razón de ser, la vida misma pero no podíamos expresar los sentimientos por falta de palabras, miedo, timidez, lo único que ocupábamos era vernos y tomarnos de la mano para ser felices.
