Gestión Corporativa
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Las grandes empresas buscan y contratan personas de buen nivel, ese es el secreto en su éxito, los mediocres empresarios, hacen como que pagan y los empleados hacen como que trabajan. El secreto está en contratar y, en retener a este tipo de personas sin embargo esto no sucede así, la mayoría los pierde antes de que logren su nivel máximo. Es la prueba tangible de la ineficacia de las políticas de contratación y promoción que llevan a cabo la mayoría de las empresas. Se calcula que el costo en este fracaso para las empresas es quince veces mayor que el salario. El dueño, gerente o gestor es el responsable en crear el entorno adecuado para que la motivación sea un hecho en su organización haciendo crecer el entusiasmo que ayude a generar la condición para que el equipo camine en forma clara.
La mayoría de los empleados cuando llevan poco tiempo laborando en una empresa son entusiastas, rinden mejor, alcanzan resultados por encima de la media que los trabajadores que llevan 10/20 años. ¿Por qué responden mejor los recién contratados, que ocurre? Simplemente los dueños, se olvidan en que los empleados siguen esperando, desean conseguir mejores condiciones, prestaciones, sueldo, trato respetuoso, reconocimiento por lo realizado, vacaciones, horas de trabajo justas mientras que el dueño poco a poco va regresando a los viejos hábitos aprendidos y cargados en prejuicios.
Ello termina en un enfrentamiento entre lo que el dueño valora en conducta y lo que deja pasar por alto sin hacer ningún esfuerzo por encararla. No sabe cómo hacerlo y espera que el trabajador permanezca en silencio para que las cosas cambien. Una empresa no genera beneficios por sí misma. Son las personas las que los obtienen. Casi todas las personas poseen la capacidad de mejorar en su trabajo, sea cual sea su rol (comercial, administrativo, de gestión). ¿Qué hace que unos alcancen máximo potencial y otros no?
El trabajar individualmente con cada uno de ellos para ayudarles a rendir mejor puede ser efectivo pero, sin lugar a dudas, la solución idónea y más rentable es establecer un sistema de mejora del rendimiento basado en incentivos. Una empresa no genera beneficios por sí misma. Son las personas las que los obtienen.
Los sueños se alcanzan definiéndolos adecuadamente, considerándolos como objetivos e ideando planes concretos para llevarlos a la práctica. Por eso, nosotros mismos somos los creadores de nuestro propio destino y controlamos el tiempo de nuestras vidas. La persona contratada llega con su propio perfil y al inicio en la empresa requiere conocer el funcionamiento total de la misma, con ello se dará una visión clara que permita apoyar, transformar problemas en soluciones resultando eficaz cuando se trate de encontrar soluciones a problemas no planteados.
La sociedad empieza a considerar de manera creciente que las empresas deben ser responsables tanto ante ella, como ante las propias exigencias del mercado. Se impone un nuevo concepto de empresario, gerente o gestor.- Que gire en un entorno emocional con ella.- Un empresario, gerente, gestor que se haga querer, para que empatice la optimización para todas las partes interesadas, de igual modo para la sociedad en su conjunto. E Para que en un solo bloque, empresario, gerente, gestor, trabajador, fortifiquen el valor no sólo económico, sino también emocional, social.
Para sacar una auténtica ventaja competitiva a sus rivales, una organización debe ofrecer algo completamente inusitado a lo que sus clientes otorguen un valor indiscutible. Esta es la única vía con que cuenta una empresa para dominar el panorama que la rodea. El logro de unos resultados de este calibre exige contar con una fuerza laboral capacitada: solo el talento único de sus trabajadores dispuestos puede dar forma a una propuesta singular, prestigiosa y difícilmente imitable.
El talento puede ser definido como la capacidad de algunos individuos para saber qué es aquello en lo que despuntan por encima de los demás, conocer qué es lo que más les gusta hacer y contribuir con ello a la empresa en la que trabajan, a la comunidad en la que viven, a su equipo o a su familia. La revolución tecnológica es el principal factor de diferenciación competitiva entre las empresas y es aquí en donde, el talento ocupa cada vez más un lugar más destacado.
El desafío consiste en saber colocar el talento de cada empleado en el sitio y en el momento oportuno y, de esta forma, contar con inteligencia y no simplemente con la fuerza laboral. Para ello es necesario encontrar, atraer y retener a los mejores talentos para el area que se ocupe en el contexto del quehacer de la empresa que progresivamente está enfrentando a su competencia dificultando.- El talento sube o baja la participación de las empresas en el mercado.