Práctica sexual
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Encontrar el momento apropiado para el placer. El exceso de trabajo, las obligaciones, la familia dejan poco margen. Cuando hay un momento libre, el cansancio o las prisas pueden ganar la partida. Parece una tontería, pero, en algunos casos, encontrar el tiempo para el sexo es una odisea. Cuando se es joven, los problemas para tener sexo prácticamente no existen o, son otros. La juventud y, las hormonas generan impulsividad y los errores, ciertos tan garrafales como los embarazos no deseados.
Con los años, van mermando y el tiempo empieza a perfilarse como un problema. Las interminables jornadas de trabajo, el regresar cansado, hace que la apetencia brilla por su ausencia. El tiempo libre se distribuye entre el ocio y las aficiones, las amistades, los quehaceres domésticos y las obligaciones familiares. Cuando se empieza a vivir en pareja las responsabilidades, intranquilidades y los compromisos se multiplican por dos. A la llegada de hijos, el tiempo libre disminuye y las energías son para ellos.
Los sexólogos aconsejan a los estresados amantes que fijen momentos protegidos para recuperar el erotismo. La salvación de la vida sexual a veces pasa por reservar horas al placer pausado. No todos tienen las mismas necesidades. Hay personas para las que tres veces a la semana está bien, y otros que con una alegría semanal ya tienen para irla pasando. Cuando las frecuencias deseadas no coinciden en la pareja, auguramos mal eje. La baja frecuencia sexual en la pareja joven puede ser desastrosa y causar separaciones, infidelidades o malos tratos.
Cada día hay más divorcios o personas que aguantan la situación, otras por miedo a la soledad o envejecer y prefieren compartir malos momentos. Quieren conservar al precio que sea, resulta ser demasiado caro.- No obstante seamos naranjas parecidas, no por eso somos gemelos de la persona con la que vivimos como pareja. Unas le llaman amor al proceso de amontonar pertenencias y años juntos. Viven juntos pero separados al “Ya” no funcionar la pasión y posesión. Pero, la ventaja se reduce a cuando una sin que la otra este enterada, mantiene otra relación y pasa un tiempo en ambas.
A él le gusta el fútbol y ella lo detesta, a ella le gusta caminar y a, él compartir el fin de semana con los amigos ¿Pelear y estar juntos? ¿Quién renuncia? ¿Volverlo costumbre? Las feministas consideran que no son propiedad de nadie para ser usadas cuando se desee. En este terreno, no es lo que se dice, sino lo que se hace. Ella sale con sus amigas y el con sus amigos o salir con parejas. Ellos miran deslealmente a las mujeres que pasan. El compromiso es vivir bajo el mismo techo todas y cada una de las noches, aunque no te apetezca, o preferir que quieres estar con esa persona, entre todas las personas posibles.
Se dice que para mantener vivo el deseo hace falta cierta distancia en la pareja. La pasión y la excitación están ligadas a la incertidumbre, algo que se pierde con la estabilidad. En conclusión; o dejamos el sexo para los momentos más inesperados y disfrutamos de la feliz coincidencia de dos personas cruzando el puente que los separa, o lo mejor es planificar esos encuentros para cargarlos de emoción y creatividad.
Cuando el amor, llega de esa manera, no hay fecha ni calendario. Según los sexólogos, la intención en consumar relaciones sexuales se va agotando conforme se practique frecuentemente, va decayendo la atracción y termina en un vicio. Así que ojo con el tiempo, que pasa y hace vieja a la persona, menos eficientes, en las realizaciones. Los jóvenes desean tener sexo, pero no pareja, pues temen tropezar con la misma piedra y prefieren pagar o una relación casual sin buscar un sitio en el corazón de alguien. ¿Es obligatorio tener pareja?, desde hace algún tiempo la necesidad económica aleja esta intención compartida.
El tiempo lo deteriora todo, y digo todo aunque algún hombre no lo quiera reconocer pero como dice el refrán al mal tiempo, buena cara “juntos pero no revueltos”. La otra cuestión es que tengan apetitos al mismo tiempo. Un estudio muestra que al despertarse, el 39% de los hombres prefiere tener sexo antes que desayunar. Todavía no amanece cuando quieren despertar a su dama, parece que los momentos previos al descanso y al despertar son los más socorridos. Hay quienes corren otra suerte. Comento una de ellas: A mí me despierta en la mañana cuando todavía estoy dormida ojerosa. Al menos, el muchacho da sorpresas, y el viejo falsas esperanzas. Algo a tener en cuenta, ya que los expertos advierten de que no es factible que, tras un día de trabajo, se va a llegar a la cama y el deseo se va a generar de forma espontánea es una locura que puede llegar a convertir el sexo en algo rutinario y matemático. En sexo nunca uno más dos son tres.