Por: Diva Gastélum
Resulta alarmante el incremento de mujeres en el consumo de las drogas. De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT, 2017), aumentó entre 2011 y 2016, al menos un 205 por ciento en mujeres de 12 a 17 años.
De hecho, el último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, las mujeres y las niñas representan un tercio de las personas a nivel mundial que consumen drogas. ¿Alarmante este dato no?
En años anteriores el consumo de las drogas se adjudicaba principalmente a la población masculina, desde el alcohol hasta sustancias de procedencia ilícitas. Sin embargo, a medida que la sociedad ha vivido distintos cambios sociales y culturales, y con la apertura de los medios de comunicación, principalmente digitales, las mujeres se fueron involucrando en el consumo de sustancias nocivas como la mariguana, cocaína y el alcohol.
El consumo de drogas se percibe de manera diferente tanto en hombres como en mujeres, es decir, mientras que esta conducta es natural y “social y culturalmente aceptada” entre los hombres, para las mujeres supone un reto a los valores sociales dominantes, asociado con un rechazo social y discriminatorio por parte de la misma sociedad.
Lo cierto es que las mujeres padecen un sinfín de consecuencias por el consumo de las sustancias; desde el rechazo y aislamiento social hasta graves problemas de salud, pues comparadas con los varones las mujeres pueden responder de manera diferente durante el consumo de las drogas muchas veces a causa de sus ciclos menstruales.
Ejemplo de ello es que las mujeres suelen recaer con mayor facilidad después de un tratamiento de desintoxicación; además de las múltiples consecuencias que padecen durante y después del embarazo.
Ante esta problemática es fundamental reforzar acciones encaminadas a reducir y prevenir el consumo de las drogas tanto en mujeres como en los hombres.
Recordemos que uno de los compromisos de la XV Reunión Interparlamentaria España – México, es la lucha contra el crimen organizado y el tráfico de drogas; por lo que ambos países trabajamos de manera conjunta en el marco de la Iniciativa Mérida para contribuir en proyectos de reconstrucción del tejido social y la construcción de una agenda sobre la prevención de adicciones.
Por ello, desde la Cámara de Senadores, trabajamos en iniciativas que visibilicen esta problemática, que concienticen sobre las secuelas por su y las posibles soluciones de prevención y tratamiento de manera primordial para las y los jóvenes.