Por lic. Guillermo Quintana…
En Mazatlán, las licitaciones para medicamentos no buscan al mejor proveedor: buscan al mismo de siempre… con distinto nombre.
Durante los últimos años, el municipio de Mazatlán ha sido escenario de una estrategia repetitiva y peligrosa: la simulación sistemática de licitaciones públicas para adquirir medicamentos. Lo que debería ser un proceso transparente y competitivo se ha convertido en un teatro con actores reciclados, donde el elenco cambia de nombre, pero el libreto es siempre el mismo.
De 2022 a la fecha, en lo que va de 2025, las licitaciones relacionadas con la compra de medicamentos ya superan los 200 millones de pesos. A pesar del volumen de recursos, el Hospital Municipal Margarita Maza de Juárez sigue enfrentando un desabasto crónico.
¿El verdadero problema? No es logístico. No es presupuestal. Es estructural: se simula una competencia que no existe.
El modus operandi: simular para ganar
Cada proceso de licitación repite el mismo patrón:
• Un proveedor gana.
• Surgen quejas por medicamentos caducos, entregas incompletas o inexistentes.
• Inician investigaciones administrativas que nunca concluyen.
• El proveedor “desaparece”…
• Y reaparece bajo otro nombre, a través de un empleado o un nuevo representante.
Es el mismo grupo, con distinta fachada. Y el Comité de Adquisiciones lo permite.
Los pacientes no lo saben. Los trabajadores de la salud sí.
Y ahora, los documentos también lo prueban.
Las firmas, actas y órdenes de compra revelan que las mismas personas físicas y morales han ganado licitación tras licitación, moviéndose entre diferentes empresas, pero manteniendo el control del negocio.
Se firman actas, se emiten facturas, pero el medicamento no llega jamás. O llega al borde de su fecha de caducidad. En ocasiones, nunca ingresa a las bodegas del hospital, aunque en papel se haya documentado su entrega.
Una red permitida… desde adentro
El Comité de Adquisiciones, que debería garantizar la legalidad del procedimiento, opera con total complacencia. Las decisiones, lejos de ser colegiadas, responden a las directrices del Secretario Técnico, el abogado Alejandro Castallón Mora, quien se ha consolidado como el verdadero operador interno.
El Oficial Mayor, quien ostenta la presidencia del Comité, actúa bajo su instrucción directa. Y así, licitación tras licitación, se ejecutan procedimientos donde la legalidad es solo una formalidad.
¿Y el Órgano Interno de Control?
Seis procedimientos administrativos han sido interpuestos desde 2022 por estas mismas prácticas. Ninguno ha sido resuelto.
Ahora que hay un nuevo titular, Everardo Velarde Rojas, se abre una nueva oportunidad. Pero también se impone una obligación: la de actuar.
Las conductas señaladas configuran faltas administrativas graves conforme a la Ley de Responsabilidades Administrativas para el Estado de Sinaloa. Y la omisión, cuando se trata de salud pública, también es corrupción.
La simulación no es menor: es estructural
Simular actos jurídicos —como licitaciones, entregas o competencia entre empresas— es una forma grave de vulnerar la legalidad.
No solo se violan normas, se desvía el recurso público, se engaña a la ciudadanía y se compromete la salud de los mazatlecos.
La ley como cómplice.
Y el gobierno… como socio silencioso.
Licenciado Guillermo Quintana Pucheta
GQP Consultores
Especialistas en Materia Administrativa, Ambiental e Inmobiliaria
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