La mejor publicidad: justicia
Por Alejandro Gallardo
A nadie le queda duda de que Mazatlán, como puerto, es maravilloso. Sus playas, su gente y sus atardeceres son inigualables. Es un destino que lo merece todo. Pero, como muchas otras regiones del país, también arrastra problemas profundos, siendo la inseguridad pública uno de los más preocupantes.
El grave fenómeno de las desapariciones forzadas en Mazatlán, que por años fue minimizado o ignorado por las autoridades para proteger la imagen turística del puerto, ha tomado un nuevo rumbo. El caso reciente de un joven duranguense desaparecido tras ingresar a un bar en la zona de Valentinos, ha encendido las alarmas. Se dice que avisó que iría al baño. Nunca regresó.
Este caso no es aislado. Se suma a una preocupante serie de desapariciones de turistas en los últimos meses. Los familiares del joven han lanzado una intensa campaña de búsqueda en redes y medios de comunicación, exigiendo respuestas a una autoridad que, hasta ahora, ha sido más bien pasiva. Han organizado marchas, manifestaciones y han dado visibilidad al tema. La sociedad empieza a reaccionar.
No es la primera vez que ocurre algo así. Meses atrás, tres jóvenes de Culiacán fueron privados de su libertad en un bar de la Marina. Habían venido a celebrar su graduación. Tras una fuerte presión social, fueron liberados. Golpeados, pero vivos. Regresaron a casa.
Hoy, Mazatlán está en el ojo del huracán. Hay campañas ciudadanas que llaman abiertamente a no visitar el puerto debido al riesgo de desapariciones. Es un golpe seco a la imagen de un destino que ha luchado por mantenerse como uno de los más atractivos del país.
Pero el antídoto no puede ni debe ser una campaña de marketing. La mejor publicidad para Mazatlán es la justicia. Lo que necesita el puerto es que se investiguen a fondo las desapariciones, que se profesionalicen las búsquedas, que haya respuestas, que las familias sepan qué pasó. Que se haga justicia.
Mazatlán merece que lo visitemos, sí. Pero sobre todo, merece ser un lugar seguro.
La mejor promoción no se paga con espectaculares. Se gana con verdad, prevención del delito, combate al crimen y, sobre todo, justicia.
