Mazatlán, Sinaloa.- Treinta años han pasado desde aquella madrugada trágica del 14 de septiembre de 1995, cuando el huracán Ismael arrebató la vida de 33 pescadores mazatlecos. Treinta años de ausencia, de duelo silencioso y de amor que no se apaga. Este domingo, Jacqueline Cisneros y familiares de los pescadores caídos volverán a reunirse en La Puntilla para recordarlos con una misa, con fe, con lágrimas… y con memoria.
El acto religioso se realizará a las 6:00 de la tarde, en la explanada de La Puntilla, frente a la imagen de la Virgen “María del Mar”, la madre de los hombres de mar. Será oficiado por el padre Horacio Ravelo y organizado de forma directa por quienes más han sentido esta pérdida: hijas, esposas, hermanos y compañeros de vida de los hombres que nunca regresaron del mar.
“No podíamos dejar que este 30 aniversario pasara como un año más. La misa es nuestra manera de decirles que no los hemos olvidado”, dice Jacqueline Cisneros, quien tenía apenas 17 años cuando su padre, Jaime Cisneros Solís, desapareció en altamar a bordo del barco Suizo.
De esa embarcación, solo se recuperaron dos cuerpos: el de Jaime y el del ayudante. El resto —incluyendo la nave— jamás volvió a ser visto. Jacqueline recuerda la incertidumbre, el dolor, pero también la fortaleza de su madre, Guadalupe González, y de tantas otras mujeres que, en medio de la tragedia, sacaron adelante a sus familias.
“Más de cien hijos quedaron huérfanos. Algunos apenas aprendían a caminar. A pesar del tiempo, muchas viudas siguen guardando luto. El mar se llevó a los suyos, pero no su memoria.”
Además de la misa vespertina, el Ayuntamiento de Mazatlán, a través de la Junta Patriótica, ha organizado un acto oficial a las 8:00 de la mañana, también en La Puntilla, como parte de los homenajes que cada año se realizan en la ciudad para honrar a los pescadores caídos.
El 14 de septiembre fue instituido como el Día del Pescador en Mazatlán en 1996, tras una incansable lucha de las viudas. Hoy, esa fecha sigue siendo sagrada para muchas familias, no solo como símbolo del oficio, sino como un recordatorio del precio que a veces implica vivir del mar.
Jacqueline Cisneros extiende una invitación abierta:
“Invitamos a toda la comunidad a acompañarnos en la misa. A los familiares que tal vez ya no vemos, a los amigos, a quienes compartieron barco o historia con ellos. Que sepan que aún los recordamos, que seguimos aquí, y que el amor no naufraga.”
El huracán Ismael es considerado una de las tragedias más dolorosas en la historia reciente del Pacífico mexicano. Además de Mazatlán, también se registraron muertes y graves afectaciones en comunidades pesqueras de Altata, Topolobampo, Teacapán, Huatabampo y otras regiones donde muchas familias aún esperan justicia, reconocimiento o una simple explicación.
“El mar no devolvió a nuestros hombres, pero nosotros nos hemos encargado de mantener su recuerdo vivo. Esta misa es por ellos, por todos los que partieron sin despedirse y por los que quedaron aprendiendo a vivir sin ellos”, concluye Jacqueline Cisneros.
Domingo 14 de septiembre – Actividades conmemorativas
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6:00 p.m. – Misa conmemorativa, organizada por Jacqueline Cisneros y familias de pescadores caídos, en la explanada de La Puntilla.
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8:00 a.m. – Acto oficial, organizado por el Ayuntamiento de Mazatlán, a través de la Junta Patriótica, también en La Puntilla.
Treinta años después, el mar guarda sus nombres, pero la tierra los recuerda. Mazatlán honra con corazón abierto a sus pescadores: hombres de sal, coraje y silencio. Esta ciudad no olvida a los que se fueron para siempre, ni a quienes aprendieron a vivir con su ausencia.