AGRADECER A LA VIDA
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Se fue un año.- Agradece estar vivo y piensa en cuanto has dado, por más simple que sea, pues algo tan escueto como un abrazo puede ser el mayor sueño de muchos. No sabemos cuándo es la última vez que podremos abrazar y besar a alguien, por eso hazlo hoy, en vida. Un momento de reflexión para aquellos a los que tanto quiero y dejaron este mundo sin que jamás los vuelva a disfrutar, por eso en donde quiera que se encuentren vaya un beso y un abrazo para ellos. Hoy fue un gran día, disfruten a la familia, hagan tiempo para ofrecer una invocación, para abrazarse. Que los momentos compartidos sean bonitos, el amor sea maravilloso. Les deseo una vida plena, llena de cariño, de perdón y de alegría.
¿Has considerado alguna vez, lo que significa darle la mano al necesitado? Seamos útiles tendiendo la mano en cualquier momento y no esperemos a que esté a punto de ahogarse. Hagamos lo que un cirujano “Cerrar heridas” con desinterés, por puro amor, sin premio ni castigo. Fomenta en tu corazón la esperanza tendiendo tu mano generosa para aliviar al necesitado. Los ojos están hechos para la luz. La boca, para la palabra amorosa que otro espera. Los pies están hechos para el camino. El corazón para el amor y el afecto para los que viven en soledad. Las manos, para extender y consolar a los afligidos. Dale pan al que hambre tiene, agua al sediento, medicina al enfermo y consuelo al desgraciado.
Que el amor viva en sus corazones, porque sin amor… nada es suficiente. Por lo demás, dejaré algunos deseos para mí y mi familia, aunque ya después de este tiempo mi familia también son ustedes, mis lectores. Hoy celebro el final de lo que fue un día más de vida, y el principio de otro en donde renace la esperanza de lograr lo posible bajo el impulso de la férrea voluntad por seguir sirviéndola a la humanidad con este granito de arena. Hoy como siempre que despertemos a un nuevo día, digamos salud por los que se fueron y por los que nacen, que son a los que les debemos una mejor calidad de vida.
Hoy como siempre a los que seguimos viviendo, demos un abrazo de esperanza y de promesa, la esperanza de un nuevo mañana. No hay mañana. Nuestro pasado termina, nuestro presente vive, y el inicio de un futuro brillante. Dar gracias por estar vivo, por la otra oportunidad y la enseñanza a valorar las riquezas que das. La familia, que vale todo el oro del mundo, los ojos para mirarlos, boca para besarles y decirles “Te quiero”, corazón para amarlos y la vida para compartirla. Cuando un hijo nace lo sentimos como una prolongación nuestra, literalmente. Y si bien es un ser íntegro y separado, no dejamos de vivirlo de quererlo más.
Permítanme abrazarlos, y besarlos y decirles que los amo, y agradecer a Dios por cuanto nos ha dado, porque no sé si mañana no pueda hacerlo de nuevo. Vivir un día, de vida, es mucho más que una felicitación, un beso o un regalo familiar, es el momento ideal para reflexionar y dar gracias a la vida por ser tan benevolente al darnos ese regalo, el momento ideal para estar en familia, para abrazarse, demostrarse el cariño, y perdonarse.
Es la ocasión en la puede darse un espacio de silencio y reflexión, un momento de hacer recuento de lo vivido, caminado. Dar las gracias, (Dios), por haber permitido pasar un día más con vida, experiencia y amor. Más allá de las alegrías y los llantos, de los sueños cumplidos y los que no, de los logros y de los fracasos, más allá de las vivencias se encuentra la dicha de vivir un día más. A pesar de todo, son los logros los que nos dan éxitos, pero son los fracasos y las caídas las que nos enseñan a vivir. Dar gracias: Por cada abrazo, sonrisa, mano estrechada, lagrima derramada, oportunidad, aprovechada o no; por cada respiro y latido del corazón.
Dar gracias por el amor, que tiene la fuerza necesaria para impulsar a crecer y para sostener cuando uno cae; ese amor de la amistad, de esos amigos que nunca nos dejan solos. Por todo, así de simple, por poder amar y ser amado. Les deseo que sean felices a cada instante, que encuentren el tiempo para un abrazo, para un beso, para un “te quiero”. Quien rija este nuevo pensamiento sea el amor y no el deseo. Que el mayor anhelo sea dar cariño y compartir el éxito sin esperar las gracias por hacerlo.
