MUJERIEGO
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
El amor responsable para el varón mujeriego es vacilante, sin descanso, desconfiado. Es como pájaro herido que vuela sangrando sus frustraciones y se derrite en los deseos carnales hasta el infinito. Un ser con hambre en deseo insatisfecho cuya vida es despertar o soñar con el placer. Un ser dañado, amargado quien se niega a encontrarse solo un instante y no valora el dañar un corazón que lo ama, aplasta sin misericordia.
No esperes que una persona frustrada abra su corazón vacio para llenarte en amor. El solo lleva ira ante el fracaso, aprendió a ser empujado por otros sin darle tiempo a defenderse, comprende que la cumbre es innacesible para aquellos llenos de fisuras y por más que empuje, no es capaz en cicatrizarlas. Una persona dañada cree que las personas son ignorantes y su sobria apariencia los hace ver fantasmas inexistentes, entre ellos a la persona que le entrega amor.- Llevan a lomo la desconfianza. La persona con este tipo de conflictos mentales quebró su molde buenas acciones, expresiones y, a cada relación expresa amor en acciones negativas. Por mucho que ame se maneja en la mentira que lo llena de placer.
A solas maldice la vida, las ideas, a los otros, finge amor, es un desastre en socializar, su espíritu se encuentra indefenso ante los embates que este emite. Es como un león enjaulado sin comida y agua y, a diferencia de este animal se da a la tarea en vaciar justificaciones al ganarle su esencia de depredador sexual. Se deleita en agredir, se comporta como payaso para atraer victimas para su ego y su gloria.
Es un ser carente de armonía, con mirada huidiza el cual no conoce el amor, sino el placer inmediato, no aprecia a quien lo ama y lo usa, no se ama a sí mismo. Su historia de vida, es posible fuera creado a golpes y desprecios. Este tipo de ser, se camuflajea en espejismo atrayentes para jóvenes inexpertas (os) quienes caen en sus hilos para no poder salir de la trampa. Si, es varón, sigue a las bellas, bien plantadas y al conseguir su deseo sexual cambia en su que hacer transformándose en persona obscena grosera.
Ser una persona sana en sentimientos en una relación, enseña en su acción la humildad, que no es la riqueza en bienes lo que le distingue sino en espíritu y de eso es lo que carece el ser descrito anteriormente. El ser humilde se percibe sin olerse, es calidez alrededor de su aurea, de su dulce vida. Es dar una sonrisa, estar con alguien, hablar con verdades, tener fe. Un ser sano en sentimientos es dueño de un espíritu inquebrantable, comprende que la vida y su disfrute en las buenas y malas no es para siempre y siempre hay momentos de arrepentimiento, dar disculpas, reparar el daño. Comprende que la persona que se marcho no es un enemigo.
Cuando se tiene la oportunidad en volverlo a mirar, los ojos dicen lo que las palabras callan. Llevar en mente que los ojos son el mensaje que guarda lo mágico del alma, el impacto de amistad, la tinta en el corazón, el papel en el espíritu, la pureza del alma. Una mirada complementa. Hay ojos orgullosos que nos miran desde lo lejano a pesar de estar frente a nosotros marcando su distancia. Hay ojos que nos expresan palabras tontas antes o después de una separación.
Lo sano es suprimir de la pupila el veneno que brota lento y desgarrador desde el fondo del alma al percibirnos traicionados y la incapacidad para romper dejando cicatrice el borde de la vanidad dañado. Se ama a quien esta y se amo a quien se marcho con ese sentimiento que siempre brilla en un espacio para echar de menos.
Los caminos de la comprensión se rompen con una separación al no encontrar la armonía, el me gusta se queda atrapado sin dar el brinco por falta de viento que sople hacia el alma y arranque la tormenta del miedo amar. Pocos son los corazones que no aman a nadie y lo demuestran en los actos, son los insatisfechos cuya saciedad hace se pierda la amabilidad, el respeto, las cosas buenas que el otro ser ofrece.
Huyen por miedo en una carrera por un sueño dejando atrás las cosas buenas. No sabe llegar, ni acompañar, jamás viene cuando se le ocupa solo es para sí mismo. Suprime tranquilidad por deseo. Viven escondiendo su amor, deja en el camino su olvido, se comporta cautivador lleno de alegría ficticia. No se arrepiente en dañar, es inestable, solo le preocupa quien cae en sus red, su vida transcurre en acciones casuales, deseoso en encontrar placer y alabanza. Ese es el carisma para que los (as) incautos caigan.