POLÍTICO
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Los partidos tradicionales se aprestan a la repartición del botín sin que la votación les favorezca, andan en 25% en aceptación del voto. La reducción no llega a la mitad de la elección que representaba. Hoy sistemáticamente y en forma sostenida van a la baja sin excepción alguna entre siglas. La bonanza económica no deja de fluir convertidas en vacas sagradas del presupuesto. Pierden electores y ganan prestaciones, poco entendible en un país donde se conduce el proceso desde arriba. Difícil en explicar que sigan creciendo económicamente y sorprenda su caída en forma espectacular con siglas partidistas desbarrancadas en términos porcentuales.
El país que recibió Carlos Salinas, estaba en la antesala del primer mundo pero antes de salir le dieron un revés los intereses extranjeros usando la banca internacional dirigente de la política económica nacional, esa que crea la crisis y presta con altos intereses, designa al gerente del banco de México y autoriza la políticas públicas bajo su supervisión. La percepción generalizada en la población es que el país se encuentra en malas manos y tiene que ver con las formas de hacer política sin importar su jerarquía es exitoso, reparte y no comparte o hay duda en la forma en que comparte ineficientemente provocando el rechazo.
Lejos quedo el modelo nacionalista de país propuesto por Luis Echeverria y hoy la defensa del mismo pasa por el patrimonio familiar de los incrustados en los puestos públicos. Buena parte de la riqueza productiva se apuntalo con dinero público dirigida a socios o familiares de ahí que la sociedad ubique a estos políticos como los dueños de la hacienda pública cuyo modelo de estado protector y paternalista sea de un tipo que genera desconfianza en las instituciones y aplicación de la ley.
Un modelo de gobierno que se perdió en su discurso de la estabilidad, seguridad y al final no beneficio esa aceptación al construir un país aparte con negocios desde afuera sin alternativa para el de adentro. Falló la idea de cambio y retorno la de los negocios a la sombra de lo público, el regreso arraigado al sistema Porfirista más que a la construcción de una alternativa que marcara un nuevo camino nacional. Se siente la misma práctica, pérdida de confianza, con repetición de medidas por ello brota el rechazo y probablemente concurra lo mismo en el cambio de gobierno. Todo indica que la política no recuperara la confianza mientras los actuales formen parte de la misma y se dediquen a erosionar la ley, el presupuesto, los recursos naturales.
No existe una explicación real y profunda en este canje histórico esperado y su fracaso por el sentimiento de esperanza que había generado el Presidente Enrique Peña Nieto. Sus elegidos tiraron por la borda acumulando beneficios mal habidos. En estos últimos años los partidos tradicionales mostraron diferentes liderazgos, se aliaron a las reformas, propusieron nuevas figuras, proceso internos, desgastes sin embargo el resultado fue el mismo al no ser castigados.
La izquierda crecía pero una vez tuvo el poder no aguanto el boom económico como aseguraba Álvaro Obregón con su cañonazo de 50 mil pesos, eso afecto y ocasiono la salida de Agustín Basave del PRD, sería la gota que derramo el vaso con Alejandra Barrales, de miles de Perredistas que se vieron empujados a buscar nuevos horizontes ingresando a Morena.
Un PRD, que pierde seguidores y la población no lo valora en busca de causas justas, alejándose de su ciclo acumulativo en seguidores y simpatizantes. Los votos no son medibles en proporción matemática como se pretende hacerlo, ni las encuestas dan el resultado con sus famosas tendencias. La alucinación es que los partidos tradicionales se unen en conglomeraciones mediáticas PRI/PANAL/VERDE, lo mismo PAN/PRD/PT, para auto designarse y cerrar el espacio. Nadie tiene votos validos es una realidad.
Los ciudadanos no obstante tener el derecho a votar se desatienden creándose la barrera de la poca diferencia aprovechada por los partidos tradicionales de ahí que sea un 5% o 6% entre un primero y un segundo lugar lo cual mediáticamente es aprovechado para soltar las campanas al vuelo como si esta diferencia realmente fuera un triunfo. La contabilidad refleja un rechazo de ahí el impacto desesperado con el que usan a los medios para engañar repitiendo una mentira para crear una verdad.
Los partidos le apuestan a la comodidad del ciudadano entre otras cosas aprovechando la identidad de la sigla contra lo que es el sentir popular. Los partidos políticos desde el punto de vista ideológico dejaron de existir. La izquierda se volvió derecha para ganar espacios y la derecha se adhirió a la revolución desfigurada, minoritaria desafiante antidemocrática del PRI, manejada por anti priistas con visión Porfirista, con el firme propósito histórico en que nada cambie para seguir lucrando en su beneficio usando la figura de Benito Juárez, Madero y Colosio.
