MANEJO EN VIOLENCIA
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Realmente creo que los Medios Sociales son una excelente oportunidad para hacer un cambio en nuestra sociedad, y no me refiero a que todos nos pongamos un avatar o ponernos a mandar correos cadena, me refiero a proyectos que hagan uso de las dos grandes características de estos medios: 1.- El Reconocimiento Público. 2.- La Presión Pública.
Pero aplicarlas sobre la persona correcta. Hay gente que está haciendo bien las cosas, es verdad y queremos reconocerles públicamente. Otros que no está haciendo bien las cosas, es verdad y se están escondiendo abajo de un alcalde, gobernador, una marina, ejército o presidente de México, eso no hay que permitirlo, vamos a buscar quien es, y vamos a generarle presión pública. En México el cambio no se da, se hace.
Comenzar por empaparnos a fondo de los mecanismos psicosociales de la violencia tanto en su categoría dirigida contra la población civil como la que no lo es, pero que produce efectos similares. Estudiar lo que nos pasa implicaría también dejar de depender de investigación producida en otros países y conducir la nuestra (aunque tome tiempo) para responder preguntas como: ¿Qué síntomas está mostrando nuestra población? ¿Qué relación existe entre esos síntomas y la exposición mediática? ¿Qué distorsiones de percepción se están manifestando? ¿Qué estrategias está usando la gente para recuperar su ánimo y en qué medida estas están siendo eficaces? Preguntas similares que han sido respondidas en muchas otras sociedades y que nos brindan una idea de hacia dónde pudiéramos dirigir.
Educar. Es indispensable fomentar campañas que puedan brindar información realista pero utilizable por la población. Explicar cómo funcionan los grupos delictivos hace que la gente abra sus ojos y encuentre en su pequeño mundo la manera de resistir mejor al embate de pánico masivo a que se encuentra sometida. Cuando se informa acerca de los datos duros, la contextualización de la violencia, se reduce la distorsión en la percepción de las personas. Esto se ha llevado a cabo en otros países utilizando conferencias, centros especializados, hasta incluso con la participación de medios de comunicación que han tomado estas estrategias de manera muy seria. Fomentar el refuerzo de lazos de cohesión en la sociedad.
Esta estrategia funciona como una vacuna. El estrés colectivo al que estamos siendo sometidos se une a otros factores estresantes que ya existen en las vidas de cada uno de nosotros. Cuando se consigue hacer que el tejido social sea más resistente, se ha detectado que los impactos disminuyen notablemente. Ejemplos de esta estrategia los hay de sobra: Hay que tomar responsabilidad por la sociedad. Fomentar el deporte (principalmente el de trabajo en equipo), el arte, y actividades culturales. Está demostrado que existe una relación positiva entre estas actividades y el fortalecimiento de lazos comunitarios.
Reforzar las actividades familiares, las reuniones y al apoyo de nuestra gente cercana. La gente, ante situaciones desgastantes, recurre mayormente a sus familias y a sus allegados para hallar recuperación anímica. Tener nuestros círculos más cercanos bien sólidos hace que el impacto que procede del exterior tenga menos potencial de dañarnos.
El ejercicio de la libertad de expresión es un valor que no se pone en cuestión en ninguna de las siguientes opciones. Cada medio debe decidir lo que hace. En varios países se han efectuado pactos o acuerdos entre medios. Pero siempre se hacen de manera autónoma, con el conocimiento de los efectos documentados que el manejo inexperto de la información relativa a la violencia produce en las sociedades a las cuales se sirve. No se trata de solo dar “buenas noticias”, sino de informar de las muy diversas problemáticas que afectan al país, sin privilegiar el tema de la violencia como el único que nos afecta.
En varios países se han subido a las agendas otros problemas como problemas de subdesarrollo, pobreza, salud u otros que sean pertinentes a la sociedad, pero que no son menores que la lucha contra la violencia en términos por ejemplo de muertes o impacto social. Hay que informar, sin duda, y siempre de manera veraz y oportuna. Pero hay formas más adecuadas de hacerlo.
Fomentar la ética periodística desde el punto de vista de la sociedad a la que se sirve. El preguntarse siempre en qué medida se está beneficiando esa sociedad para la cual trabajo, de mis notas, mis imágenes, mi discurso. Publicar o no fotografías de víctimas, siempre pensando en ellas y en sus familiares y si el hacerlo les asiste de alguna manera. Publicar cuerpos destrozados, o escenas de sangre, pensando en el efecto (también estudiado) que se está produciendo en las audiencias. En fin, existen mucho más, pero no hay tanto tiempo para abordarlos acá. Este es solo un inicio de lo que se puede hacer. En resumen, se trata de poner a la sociedad civil en movimiento y mostrarle que más allá de todo lo que está fuera de sus manos, hay decenas de acciones que se pueden efectuar de manera cotidiana con probada eficacia.