CIELO, INFIERNO
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
En casa era común escuchar que deberíamos trabajar en la perfección para salvar el alma, que nuestra vida era terrenal, transitoria y la plenitud iniciaba después de la muerte. El anhelo de todo padre es que sus hijos no cayeran en el infierno y que su permanencia en el purgatorio fuera corta para llegar al cielo y reencontrarse con los suyos. La gran mayoría de las personas adultas por ser un pueblo Católico dedicaban gran parte de su vida en el rezo, asistir a misa y esto debido a la preocupación que generaba la religión, sus ministros en la mente de los mismos. El camino para lograrlo era desgastante, arduo, lleno de buenas acciones, renunciando a ciertas comodidades, placeres sexuales.
En la vejez la rutina disciplinaria se volvía extenuante al tener que asistir por la mañana a misa y por la tarde al rosario, sin dejar de rezar en cierto descanso en su casa. Se hacían presentes los ayunos recomendados por el sacerdote, las abstenciones sexuales (Carne) Por su parte las monjas, ciertos sacerdotes se aislaban en centros exclusivos para ellos. En siglos anteriores la literatura disponible comenta que se flagelaban dándose azotes añorando su muerte y sacando sus pecados mediante el azote para llegar al cielo. Las mujeres casadas, solteras, pasaban horas dedicadas a la práctica religiosa, hacían obras de caridad, procesiones, kermes para juntar fondos, cenas y todo tipo de festividades religiosas.
Los varones destinaban parte de sus ingresos en entregarlos como limosna mientras que los ricos pagaban indulgencias, mandaban decir misas a favor de sus almas, abuelos, padres, familiares muertos. Los que pecaban se alejaban de la iglesia en forma discreta al sufrir pensando que su alma no se salvaría por lo que renunciaba desde antes ¿Llegar al cielo, era el premio? ¿Temerle al infierno, al purgatorio? ¿Es real la inmortalidad?, una idea que prevalece y surge en el siglo II a. C, de los Judíos es la inmortalidad. Los Judíos morían por sus creencias, territorios sin que existiera una recompensa por ello y para que motivarlos expone el líder de los Judíos que serán recompensados en la otra vida, surgiendo la idea de que Dios premia después de la muerte a sus seguidores otorgándoles vida eterna y, el mismo Dios los acompañar en ese viaje eterno. Surge la idea en que quien no lo acompañe en sus religión recibirán el castigo eterno.- Nuevo testamento.
San Pablo hace de su predicación esta recompensa con la inmortalidad y castigo. Las ideas antes de Platón sugerían que el hombre estaba separado de alma y cuerpo físico mismas que se separaban cuando una persona moría. El alma debería estar preparada espiritualmente para seguir avanzando mientras que el cuerpo por ser impuro se corrompía sirviendo de comida a los gusanos. Aquí surge la idea de que el alma se elevara para ir al cielo al ser el lugar que le asignado Dios. Posteriormente los cristianos le dan un giro a esta idea difundiendo que el cuerpo también tiene la esperanza en resucitar entre los muertos para reunirse nuevamente con su alma y le llamaron la resurrección de las almas, que se dará al final de los tiempos. Si, la persona no es caritativa, buena jamás alcanzara este hecho y en el juicio final su alma vagara sin cuerpo no pudiendo encontrarse con Cristo en la tierra (Concilio de Lyon)
Como se observa ya estaban hablando de la resurrección de la carne y no solo del alma para la vida eterna. Por principio preocupaba a los Católicos lo inmediato que es el no ir en lo inmediato al infierno después de su muerte, en virtud de la expectativa del posible sufrimiento al quemar su cuerpo (Se lo imaginaban, cuando en misa el cura lo dramatizaba) Con los frailes Dominicos a la nueva España llega el primer catecismo en 1544 y, en este se explicaba que la persona cuando muere, no muere del todo, sino que es el cuerpo el que muere y no su alma porque el alma es inmortal y fue formada por Dios quien es el único dador de vida. Muere el entendimiento, la memoria en ese cuerpo pero el entendimiento, la memoria continúan en esa alma que escucha a su cuerpo muerto, puede hablar con él, ver lo que le está sucediendo, experimentar el gozo o dolor, el tormento para poder ser condenado. Normalmente en épocas anteriores las almas de pintaban desnudas procurando a los adultos taparles sus genitales, mientras que cuando pintaban las almas en el infierno no se preocupaban por el pudor genital. Las que iban al cielo, las pintaban vestidas, arregladas usando el color blanco (Pureza).