POSTRADO POR TIMIDO
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Cuando se ama a profundidad, el amor jamás se retira por completo, es cíclico, va y regresa en una historia nostálgica sin un final feliz. Es de lenta penetración hasta instalarse por completo. Nunca supe si ella realmente quería que la amara o era parte de mi timidez la que hacia concibiera esta idea. No era sencillo, cuando me acercaba como amigo, me convertía en confidente y luego al sentir acechanza se alejaba. Daba miedo amarla en esa forma y ella no traía puesta la mira en una relación conmigo.
Un juego de entrada y limite, marcha tras, un paso adelante ante mi coqueteo para sentirse deseada. No podía entender el juego que se traía conmigo, un día daba entrada y otra se hacia la ofendida, el brillo en sus ojos clamaba que la besara en ese instante, la abrazara de tal forma que se sintiera amada, protegida.- No comprendía lo que sucedía, ¿Su debilidad? o realmente un algo le atraía de mi persona. Me subía y bajaba en un instante y eso causaba angustia, desasosiego, no era normal, simplemente me usaba para estar acompañada en sus momentos de soledad.
Mejor dicho, estar y no presente, ser paño de lagrimas y luz de sus angustias. Un objeto que se usa y, aparta en cierto momento. Aún recuerdo una de sus frases favoritas.- Mejor sola que mal acompañada. ¿Qué hubiera pasado, si en vez de amiga hubiéramos llegado a otro entendimiento? Deseaba abrazarla, besarle de tal forma que dejara en andar buscando amor en otras gentes, que se decidiera a pensar en serio y, que el amor de su vida estaba frente a ella, pero insistía en jugar, sacándome de ese rol, usándome de consejero sentimental.
No todos los hombres tenemos la capacidad para abrirnos y expresar lo que sentimos, poseemos problemas al momento en que deseamos hablar con claridad en lo que nos sucede en cosas de amor, sentimientos a expresar. Otros son bastante expresivos al grado en manipular con palabras sentimientos inexistentes. A ellos nada les cuesta el decir te quiero, eres la única, lo mejor que me ha pasado. Para otros es un martirio abrir la boca y decirle.- Te ves hermosa. Podrán observar que no todos los hombres somos iguales, ni se puede meterlos en el mismo rasero, dado que unos no podemos decir lo que queremos y otros abren la boca repletos en mentiras para sus propios intereses.
El tímido, trae la lengua pegada, el sentimiento lacerante, la necesidad en expresar lo que siente pero batalla para decirlo. Por eso utiliza otras señales, como lo expresaba en un principio convertido en paño de lágrimas, amigos consejeros, payasos para sus alegrías.- Un todo momento para ella. La saluda a diario, se despide con un cuídate mucho, espero tu llamada, cuando lo hace volvemos a preguntar ¿Cómo te fue, has estado? Y otras múltiples señales que ella entiende y a la vez desestima. Son señales claras de silencios que emiten ese te amo, extraño, eres la mujer que estoy esperando, concédeme un poco de tu tiempo y amor, me importa en donde andas, lo que te sucede.
Se sufres al darte cuenta que el estar cerca es de valientes, llegas a tu casa y lloras en silencio, sabes que estás mal en seguirla amando ante el desprecio que ella muestra. Rebasas el limite incluso al maldecirte pero basta una llamada para que te presentes poniendo la máscara con una sonrisa hipócrita, fingiuiendo no desearla, no pasa nada, cuando realmente estas destrozado. La necesitas, pero ella juega y, está al corriente, comprende tu necesidad pero eres poca cosa, no es lo que busca, solo sirves para momentos de soledad, debilidad, desengaños, cuando necesite un paño para sus lágrimas.
Fui tímido, ocupaba llorar y muchas veces lo hice en el silencio de la noche secando esas lagrimas con las sabanas para ocultar el dolor del alma, las emociones encontradas, los momentos recordados en donde me sentía un imbécil frente a quien me usaba, mientras ella reía. Llore lágrimas de impotencia, deje pedazos de alma en las calles por las que transitaba, esas lágrimas de quien ama y se siente rechazado. Ella debió ser honesta y comentar.- Vengo aquí a desahogarme, porque no encontré otro tonto con quien hacerlo. Al recodarlo, me siento vacio, fui usado por tímido. En el trascurrir de años encontré otro tipo de mujer quien se convirtió en mi paño de lágrimas y, lloro en la soledad por no ver la felicidad en mis ojos al decirle que la amaba.- Extraño ¿No? Dicen que amor con amor se paga.