VIOLENCIA EN EL CINE
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Es impacto mediático porque exalta, miedos, prejuicios y otros códigos exaltados de conducta. Y son los que más dinero dejan. ¿Qué tratan?-Violencia del poder y las instituciones.-Violencia ideológica.-Violencia afectivas.-Violencia como rechazo a lo diferente.-Violencia del miedo a lo desconocido. Temas.- La estética del ángel exterminador. Mesianismo y violencia visual. El héroe agresivo; la representación del justiciero solitario, rol mayoritariamente masculino y protagonista – el ejecutor institucionalizado- gracias al salto tecnológico de los efectos especiales, y especialmente en el ámbito de la ciencia ficción.
La pregunta obligada es ¿Cómo combates un mundo violento, si a la gente la alimentas con degradación? Un cine cuyo producto son guerras, y cuya secuela es psíquico, a lo que llamaría el síndrome de Rambo, callejero, o que ampliamos con signo militarista, explosiones, guerras bacteriológicas, penales, presos super inteligentes.
Violencia necesaria como el caso de la guerra del golfo. Los salvadores violentos, que animan a la credibilidad o a la identificación por parte del espectador. Pesimismo mediático, agresividad y acatamiento de un orden autoritario, y su la clave es el control social. El Estado como líder carismático protector mágico, un tanto apocalíptico, (enloquecedor). La Guerra de los Mundos, donde la violencia es fuente de toda autoridad – así lo adoctrina el lisiado profesor de Starship Troopers, ante el escepticismo de la población joven.
Entre el caos y la esperanza se sitúa Terminador II o el The Final Judgement, segunda parte del justiciero cibernético, desdoblado en su versión asesina, tecnológicamente avanzada (metal líquido), armado e indestructible -no lo lograremos, está en vuestra naturaleza destruiros mutuamente, dictamina el cyborg al observar la violencia humana. -Persecuciones, duelos a muerte entre Terminators- en aras de la conclusión satisfactoria de ellas y vemos la guerrilla. De la mama Sarah, y su hijo John Connor, delincuente electrónico que cambia el asalto a cajeros automáticos por la heroica tarea de reventar las puertas del edificio blindado donde se encuentra el chip madre del primer autómata enviado a la Tierra para proceder a su destrucción.
El cine en la violencia institucionalizada y el estado como gendarme en donde el poder cambia de manos pero no de perversión desde Stallone y Schwarzeneger – después Van Damme o Wesley Snipes- esta encarnación cinematográfica del héroe apático, conto con audiencia fiel y masiva. Millones de espectadores. El Jurassic Park en donde la maquina se vuelve contra el ser humano, contra su creador. Película sin valor de la ética y especial consumismo.
Existe ambición económica y su mercado es una conducta despreciativa de la vida humana-, también el maltrato de animales bajo la excusa de la lucha por la supervivencia (escena de la cabra atada al vallado, convertida en presa antinatural y cebo para atraer al gigantesco depredador). En la que los efectos especiales se disfrazan de naturaleza a la hora de filmar, pero la codicia, se mueve al ver, que quiere recomponer el parque tras el desastre final.
Una segunda parte del Jurassic Park, garantizaba dinero y espectáculo a familias enteras. El medio es el mensaje con el destinatario como elemento pasivo que cumple su papel en el aprendizaje de la perversión para una sociedad fascinada por la violencia visual y la crueldad gratuita que oferta en muchos casos la muerte en directo a través del cine. Comportamientos crueles de agresión maligna, asentados en nuestro tiempo con el dolor como descubrimiento colectivo. Para los jóvenes los idiotizan con retrato de un asesino, el snuff movie muestra su presencia obsesiva en historias, el apático, bajo los efectos de la cocaína, lleva hasta sus últimas consecuencias el juego que acaba con la vida de un amigo, sin que el resultado de su temerario acto afecte a su conciencia.
Nos enfrentamos a los comerciantes del morbo bajo la envoltura del deber de informar- aseguran dar al publico lo que pide, insisten que esto es normal, creadas por individuos corrientes que cumplen con sanguinarios trabajos circenses distorsionando la realidad y obteniendo miles de dólares sacados de los bolsillos de esa audiencia anónima, fiel consumidor de esta basura creada por maniacos narcisistas sirviendo de educadores sociales ¿Responsabilidad? De quien la vende.- ¿Quién la consume? El estado dejo en controlarla. Un aprendizaje colectivo de la violencia. Los embaucadores hechos héroes, los adictos simpáticos asaltan vehículos, raptan, arrasan domicilios y discotecas, golpean, causan la muerte, entre la indiferencia de unas gentes sumidas en el ritual consumista de tales asuntos, ante una audiencia incapaz de distinguir entre realidad y espectáculo. En donde los corruptos salen triunfadores y la envidia brota en la juventud.