REFLEXIÓN
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Aquí estoy, como la vida quiso después de llevar rodando al antiguo filósofo errante quien dejo su paraíso y rodo de gente en gente, de pueblo en pueblo, del sur brumoso al ardiente sol del norte. El que dejo ausente su confort entre el azul del cielo y su miedo penetrado. El que habla con su silencio y disfruta el canto de los pájaros.
El ausente de sus propios versos que en tiempo de incertidumbre evoca su pasado, su ambiente, soplo y llega hasta el fondo de su sentimiento sin estar y llevar dentro el olor idealista en su alma. Distracción y distancia lo alejaron y cansado evoca en su memoria mientras su manos presionan el teclado. Un errante cuya suerte temía a su propio despojo llegando hasta abandonar lo que quería por ello se fue antes, por eso regresa de vez en cuando con su mente hasta allí donde se vio nacer para mirar de nuevo sus estrellas, los fantasmas en sus sueños, su sombra y su bosque, sus noches de luna y encanto en sus amaneceres.
Por supuesto se deja una vida atrás, amistades, alegrías, inicias un nuevo comienzo con tristezas, incomprensiones, sentimientos desatados, sufrimientos inexplicables. Mantienes la nostalgia, el recuerdo, la preocupación, el amor al terruño, el amigo olvidado. Un punto sin retorno, una puerta abierta que jamás cicatriza un sentido en deseos, la remota posibilidad de reconectarte en ese todo, sus voces, noticias el apoyo mutuo.
Volar como los pájaros por el camino que nos mueve a todos, el que los adultos opinan por progreso al estudiar. Las circunstancias de la vida van arrastrando por caminos para que cada quien encuentre su destino, ese que la juventud ofrece y en la vejez lo observa ya sonriente. Cada cual tropezando y acompañándose (Espiritual/ deseos) y, cuando menos se piensa, está sentada frente a usted adornada con los atributos deseados, el signo hermoso de su rostro, la simpleza en comportamiento. Unos encuentran la que sabe escucharlo, esa rara igual que provoca tanto bien el tenerla cerca, otros siguen desechando.
Un niño (a), que aprende en lo inmediato la bondad y la bajeza humana en cuanto a sentimientos. En ese despertar ingrato donde se pierde la inocencia, el aliento, las ganas por vivir. La inocencia se va marchando conforme camina, se puede malgastar por aburrimiento, hábitos, historia familiar, amor fallido. Ser inocente en estos tiempos es malo puesto que la vida cotidiana exige otra cosa.
Ayer se fue para quedar ausente, hoy regresa y no está presente.- Total que importa, si esta o no.- La suerte está echada si vive o muere, si disfruta una estación o sueña con ella en lo lejos, nadie extraña sus versos, sus otoños o los inviernos, solo él en su primavera eterna arropado por los encantos de sus sueños envuelto por las manos cariñosas de sus padres, los besos dados sin pedir, la savia eterna de quien lo ama, el polvo de su lodo hecho humano que hace renazca una rosa, una flor, una sonrisa, una pena oculta. Una espina clavada en medio de su corazón que concibe sangre como símbolo de amor y sufrimiento.
Dejo su paraíso y comenzó a quejarse cada noche que inclinaba su cuerpo sobre el lecho en espera del beso de sus padres al dar la buena noche. Se fue y hoy vive vencido, contagia a los que le rodean al verse solo, solloza en medio de sus sueños.- Tan solo y con miedo.- Tan triste y lejano. Mira el espejo y se da cuenta que ha pasado el tiempo. Alza su vista al cielo en busca de consuelo porque hay dolor sin un consuelo.
Vida que jamás detienes el paso en la niñez y vas fatigando el intelecto haciendo que se busque lo que ya se tiene poniendo penas y quitando besos. Juventud que se marcha como un sueño mostrando un bello rostro risueño el cual jamás regresa. Vivir tranquilo dentro el vientre, nacer al cariño al romper la fuente, con amor y sin reproches con alas de ángel y con besos.
Llenas tus alforjas de lo bueno y malo, das de golpes y te toca, llegas a la edad madura y colmas tu cuerpo de ungüentos mágicos para verte bella. El mal está hecho por el tiempo, ya no eres la misma y jamás lo volverás a ser. La lluvia seguirá cayendo como la primera vez que humedeció tu rostro el día que te pario tu madre, el miedo que sentías al enfrentar el mundo. Hoy no hay paz, nadie duerme el sueño de los justos, solo pides amor antes de que se extinga la existencia. Simplemente se cumple la sentencia.- Das vida, pares y te vas. Recuerdas un pasado, una voz, luz que llama.