FRACASAN CAMPAÑAS
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
El candidato de Morena camina desde hace años para adelante mientras los de otros partidos se detienen, avanzan y retroceden. La importancia estriba en que no embonan a pesar de estar recorriendo todo el país. Los críticos comentan que están atrás del follaje viendo lo que hace bien o mal el de Morena y esto les impide ver lo denso de la situación social a la que se enfrentan. Todos desean estar en la cima para ver el monte abajo, gozar de esa vista y ser el centro de la perspectiva que circula para el cambio de gobierno. Corren apresuradamente y se preocupan en lo que arrojan las encuestas, los inquieta esa nube negra oscura que impide ver con claridad lo que deben hacer para llegar. No se trata en adivinar el camino, sino escuchar a la sociedad y transitar por el camino que ella recorre diario.
Pedir el voto a la ciudadanía ¿Bajo qué reconocimiento? No es malo el concebirlo y, que en alguna forma la sociedad se lo otorga pero al darlo es un acto de reconocimiento que producirá un bien mayor. Mientras se siga entregando el voto sin provecho social el acto seguirá siendo malo, sin utilidad que empuje a un cambio ya sea inesperado, rutinario inacabable. Me parece que hasta hoy los candidatos no reconocen a lo que la sociedad los quiere empujar o simplemente no se les tiene permitido entrar a ese terreno de cambio ¿No, escuchan? O lo hacen a quienes tienen a su alrededor.
No estaría de más que de vez en cuando se salieran de ese círculo para escuchar los diferentes puntos de vista en vez de limitarse a expresiones sesgadas por intereses en una conducta que no suma y si resta. La personalidad de los candidatos a la presidencia de México desde luego está ligada a las circunstancias del contexto en donde se desarrollo (Anaya, Meade: Clase alta. López Obrador, clase media). No es el momento en parecer lo que no se es por el simple hecho de cambiar para quedar bien, eso no mueve corazones, ni despierta pasiones en donde quiera que estén dando un discurso.
La opinión que se genera en la sociedad mexicana a través de todos los medios; es que no constituye verdad, no está basada en un intercambio genuino de lo que se encuentra atrás de la noticia. No es correcta, ni valida y, su función limitada se debe a el tamaño del pez atrás de la misma. Comprender lo grande del concepto libertad puesto en acción, para una sociedad que se declare escéptica y que al mismo tiempo presione en medios y redes para que no se comprenda es el peor de los escenarios de una historia escrita incorrectamente. La sociedad explaya con respeto a las campañas que es la misma receta en actitud y acción lo cual no resulta útil. Un sinnúmero de comerciales con la esperanza en que la gente coma ¿Repitiendo y machacando lo mismo?
Los mexicanos vivimos diferentes circunstancias con diferentes antecedentes históricos, genéticos, unos han leído más libros, otros no alcanzan ni el sistema de salud y entonces ¿Para qué la misma receta a todos? Si, no somos lo mismo, no es adecuada, no existe la misma capacidad para determinar qué es lo mejor, lo benéfico.- Así es nuestra cultura nacional, es amplia, identataria, a menudo filosófica entre el rico, el pobre, el famoso, cada uno con sus valores.
Sin embargo en el fondo a todos inquieta en lo profundo de sus deseos las preocupaciones sociales que no son lo mismo ni en la misma dimensión. Unos trabajan desde que nacen y otros lo disfrutan. El error de las campañas es fácil en mostrar, son un problema que la mayoría no entiende y provoca división, incomodidad, perdida de amistades al no encontrar similitudes entre lo que plantean los patrones y las personas que le producen su riqueza.- No es tanto que el trabajador busque la igualdad sino las condiciones mínimas para una vida adecuada. El problema lo entiende el trabajador desde el punto de vista de abuso en el manejo del dinero público y el pago de tres cuartas partes de sueldo para ese impuesto.
El trabajador expresa: El político, no me entiende, yo he aprendido que su punto de vista es caminar saludar en campaña y posteriormente quitarse los zapatos para que sigamos caminando solos. La imagen del político está muy deteriorada, los consideran una amenaza pública y solo buscan quitarle de la boca al trabajador lo poco que puede comer. Todos hablan igual, ofrecen lo mismo y terminan haciendo lo mismo. No existe un verdadero propósito ni se tiene la intención de ayudar, son todo terreno para crear sus propias necesidades en busca de que la rueda de la fortuna los favorezca.