SIN AMOR
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Se llega a cierta edad en la que se debe decidir el tipo de relación que se desea. Lo transitorio del amor en pareja hace que el tradicional matrimonio para procrear hijos se vea desfasado en el tiempo. La juventud, no pertenece a ese pasado tradicional, ni se angustia en casarse. Visualiza su vida desde un punto de vista en que el tiempo es irrecuperable, no hay que guardar los deseos para otra experiencia. La carencia de hijos no está configurada en sus planes por la responsabilidad que se adquiere.
La decisión de la juventud se basa en llevar una vida transitoria, no depender de otra persona, ni llevar cuentas sobre fracasos amorosos o, recoger pesares por su camino. El significado para su vida es diferente al tradicional. Para los jóvenes no hay tiempo que perder, su existencia depende de sus posibilidades, realización por ello decide para bien o para mal el tiempo destinado a una relación pasando por alto encajonarse por ese gozo. Al terminar la relación, no vuelve atrás, ni se queda a llorar, es mucho más práctico, seguro.
Todo dolor tiene un sentido manifiesto y se modifica por placer en disfrutarlo. Se busca el dolor, placer y se disfruta sin que sea necesariamente primordial. El dolor produce placer y se disfruta, se está dispuesto a soportarlo. Podríamos pensar que es masoquismo o lo aprendido en casa tradicional y que por ello se dice cargar la cruz. Contrario a lo que se piensa, el dolor se disfruta, se persigue, goza como si fuera necesario. No tiene sentido estar buscando el dolor en la relación sin embargo algunos hacen de ello su objetivo y por tanto disfrutan hacer sufrir a quien lo quiere principalmente trasmitiendo el trato adquirido de niño.
El amor se confunde con placer, queda atrapado en el gozo de ese callejón sin salida en sus propios sentimientos y miente al decir que lo hace por amor.- Miénteme más, que me hace tu maldad feliz (Canción). Placer sexual, decepción anterior, miedo a estar sola, ambiente donde se viene. Es como un santo al que le reza un ingenuo (a), está convencida que ama a pesar de las evidencias se resiste aceptar su realidad. Se resigna y vive una frustración permanente ante la falta de confianza en enfrentar las cosas porque sabe que la engañan, la tratan mal pero tiene miedo a enfrentar la realidad. Busca justificaciones para permanecer. La decepción la valora como amor mientras daña su alma insalvablemente.
El porqué lo hacen, es indescifrable y lejos de avergonzarse los enorgullece esperando la oportunidad para hacer sufrir a la persona amada haciéndola desdichada, poca cosa. La persona que lo ama acepta el reto porque también disfruta ese dolor o simplemente se posesiona del umbral del castigo y lo justifica con que esa vida le toco vivir conservando el papel de víctima mientras se concentra en disfrutarlo. El amor no puede ser incondicional, el sufrir sin sentido permitiendo una experiencia difícil en borrar del alma.
No, es permisible pero la expectativa supera la estadística de personas que viven en esta situación tratando en esconder sus frustraciones, rencores como si fuera castigo divino, de modo que no son capaces en enfrentar su circunstancia ni hacen lo mínimo para que su situación mejore. Viven sin preguntas ni respuestas mientras las páginas de abusos se van acumulando a cambio de disfrutar el placer del dolor que les produce esta situación. Su vida es limitada, sin ninguna aspiración y muere en el dolor de terminar su vida sola a causa del abandono que se genera desde su pareja, hijos, amigos. Podemos pensar que su interés por la vida es diferente, su papel de pareja gris, un placer masoquista.
Este tipo de persona no tiene aspiración, ni siquiera se atreve a cuestionárselo pues justifica que su relación fue producto de la casualidad o destino de Dios. Su opción de vida es sumisión, sin rebelarse en esa vida insignificante en donde ella (Él) es protagonista principal de toda discusión.- Vida fracasada, sin deseos o esperanza a cumplir una misión que la forje a sentirse plena. Llora y, disfruta el sufrimiento, argumentando que su vida es de sufrimiento porque escogió mal a su pareja esperando que quien la escuche la comprenda.
La vida provee de sensatez, aprendemos a condicionar lo que disfrutamos, sumamos recuerdos y vamos más allá de quedarnos pegados al masoquismo justificando el acto por motivos religiosos. La relación de pareja debe estar sustentada en dignidad, respeto para que cuando broten las lagrimas sea por algo que realmente vale la pena el hacerlo en donde el sufrimiento vaya más allá en encontrar alivio al dolor supremo y no al de un simple placer.