A estas alturas la sociedad lucha entre silenciar admitiendo “El dejar hacer”, que hablen otros. Prefiere mantenerse en su rincón confortable para no ser señalado y confundido con aquéllos con los que se comparta la necesidad de condena. Valoran que son así, y esto no tiene remedio. El no señalar se toma como el equivalente a una forma de complicidad y, el alzar la voz sirve más para echar fuera la molestia, a modo de desahogo, en muestra de la incomodidad. -Si callas eres cómplice y si lo haces puede que a quien dirijas la molestia pública le permita ver luz sobre su quehacer o se enoje y el ¿Cómo? Lo tome no sea el cómo lo siente quien lo externó.
Por lo visto que en este país hay que pertenecer a alguno de los bandos en pugna, y en consecuencia, intérpretes lo que rasguees seas adscrito por fuerza a un bando o a otro “Conveniencia” se sientan con el derecho a atacar. Esta postura es para los que hablan o escriben pero existen otros ciudadanos los que ni han dicho esta boca es mía, ni escriben ni siquiera lo pensado igualmente serán bautizados. Bandos hay, y pugna también. Ser cómplice de acciones malas sean estas de funcionarios o de ciudadanos “Te ves obligado” y san se acabó. Estas con ellos (A sus órdenes, servicio, difundidor o eres su enemigo) En este país someten al ciudadano o lo ahorcan. Defenderse de este estado de cosas es inútil. Un ciudadano común no es capaz en fundar el propio bando sin cuadrilla, y además le falta tiempo, ganas.
Ser persona con criterio independiente le acaba acarreando disgustos y tampoco se puede tener la seguridad de estar en lo cierto cuando de expresarte en un tema controversial se trate, de hacerlo con lucidez, y ni siquiera de actuar de manera recta y con equidad. Los grupos de poder han hecho que la independencia personal se pierda conjuntamente con la libertad de expresión.- Hoy ser independiente, no es garantía de nada, se le puede perseguir y degradar infraganti.
El filósofo griego Solón sostenía que había que perseguir a quienes en una guerra civil no tomaran partido. Cada ciudadano en su ámbito social escucha más de lo que desea oír, es mayor el número de platicas que sacan a relucir molestia sin que estemos en una guerra civil y lógicamente seria una situación de sordos el no vivir este enfrentamiento cívico que raya en el encono del odio lo cual difícilmente se puede simular, azuzado por actos como los quebrantamientos a la carta, por un lado, y por un rosario de actuaciones políticas y judiciales poco rectas o sospechosas por otro, que se ha llevado por delante las buenas relaciones de amistad, de vecindad e incluso familiares y laborales, y la confianza mínima y convencional en el sistema.
El crimen de un familiar destruye a esa familia en una sociedad en la que las libertades están por fuerza recortadas, la prepotencia de las declaraciones, los juicios sin sustento, la pretensión de llevar al encargado de la seguridad al banquillo de los acusados. Molestia que brota no de un sentimiento de justicia sino de humillación personal.
Las noticias en la incorrecta aplicación de la convivencia penitenciaria, la mentira como consistente arma política, y a estas alturas como engrudo social, el acoso y derribo de nuestros enemigos políticos por el método que sea, incluidas leyes encubiertas de excepción, la voluntad de sometimiento más que de convicción, la execrable imposición de un principio de autoridad cada vez más abusivo.
Hay motivos más que sobrados para la toma de partido y para el encono social. El juego en la lucha de fuerzas nos arrastra y el ciudadano se observa arrimado. Un responsable en la investigación de un crimen execrable, como el perpetrado a familias enteras.- Sale y declara: calma, sosiego y contemporizar, mirar las cosas con perspectiva, esto es, declara a los medios de comunicación que no miremos o lo hagamos lo menos posible y, sobre todo, no sacar conclusiones que no sean las que esta persona declara.
Esta gente sabe lo que hay que hacer, de eso no me cabe la menor duda, pero olvidan que las muertes han generado una cantidad de dolor difícil de cuantificar, inasumible para quien no admita de entrada que nos encontramos en una situación desprotegida entre los ciudadanos y los representantes legítimos cuya función es proteger la sociedad. Estas son las reglas del juego.- Sin novedad, ¡Jefe! Juicio sumario al muerto.- No es novedad y los familiares del mismo a partir de esto les es muy difícil encontrar a alguien que se solidarice o que sienta un mínimo de piedad, más que una improbable simpatía, ante las evidencias sin sustento. Lo mismo sucede con aquellos que justifican su muerte por estar en el lugar equivocado. No creo que con el Código Penal en la mano se le pueda obligar a que el crimen desaparezca, dado que es un asunto de conciencia, no una norma penal y ni siquiera cívica ¿Endurecer condenas?