ÉXITO DE LOPÉZ OBRADOR
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
La manipulación es una acción controlada y ejercida para que otra persona haga lo que le conviene a quien la lleva a cabo. Su uso persigue resultados a través de una estrategia diseñada ex profeso la cual toma en cuenta los sentimientos involucrados. Hay otra manipulación y es la que a diario se repite en lo cotidiano. Esta puede ser insidiosa, repetitiva donde se hace aparecer una víctima para usarla en el juego y alimente la sed de amargura del verdugo.
Esta ultima nace en instaurar un momento incomodo para emitir el mensaje y reírse del resultado al observar la intranquilidad o enfrentamiento en el que se presenta. En su mayoría la manipulación toma como base el miedo, los celos, la imagen, acciones inadecuadas el revelarlo ante los demás de una mala acción.
Hay personas que no son dadas hablar mucho pero lo poco que comentan es muy importante. Ellas saben usar el poder del silencio prudente y aparece su dominio pleno cuando intervienen.- López Obrador. Son individuos en su mayoría capacitados que saben cuidar sus palabras, comprenden la emoción de sus oyentes y en base a su experiencia va dejando caer su señalamiento verbal para que sea comprendido por todos los que lo escuchan.
Su influencia es determinante, su objetivo es el éxito social, político. Se apodera del poder que los demás están dejando escapar en ese instante y termina siendo el dueño de la plática, el tema tratado. No gusta en ser interrumpido cuando está desplegando el poder de su palabra. Espera y su voz sale suave pero con un gran peso capaz de desafiar el tímpano por su influencia emocional para el que lo escucha. El poder surge desde la emoción y se ejerce en el momento que se alcanza la empatía.
Avanza con la expresión pasional puesta en el mismo, en hacer una comunicación bien hilvanada, correcta vinculando emoción con experiencia. Toma el poder desde la emoción, atrae con la pasión, penetra en la paciencia mostrada antes de iniciar, en la oportunidad siendo sutil y pasional al momento de exponer. Este es el camino perfecto que un político debe dominar para controlar y contar con seguidores.
Basta una mirada, un guiño, un apretón de mano bien dado mirando a los ojos para influir antes de lo verbal. Son las partes de la comunicación efectiva que ofrece la ventaja del poder en contar con poder. Toda conversación es un juego y todos somos expertos pero inconsistentes cuando se trata de lograr penetrar y adquirir el poder en ese instante.
El juego del poder siempre está presente y en la mayoría de ocasiones no se expresa claramente por lo oculto, insidioso, intereses se convierte en una maniobra de manipulación la cual pretende dominar a otra persona para obtener beneficios. Para que una persona sea manipulada hay que despertar el interés personal de la misma, esto hace que se anime y a pesar de ser manipulada para cubrir la necesidad del manipulador y comprender que lo que hizo fue en contra suya, siente satisfacción por haberlo hecho. El truco esta en hacer creer asumiendo que se es incitando a otro para que lo haga. Aunque no es honesto ni ético sabemos que se da a cada paso en lo cotidiano. Todo nace de una estrategia consciente para ganar el poder. Primero se identifica a la persona, luego se le pide mediante la seducción con el mensaje haciéndolo participe de la necesidad, se pasa al terreno emocional basado en lo afectivo para no dejar que escape o se niegue.
La sociedad en su conjunto se resiste a entrar al juego de la manipulación inducida y los proyectos que se presentan no logran llenar sus expectativas respecto al futuro comportamiento de los implicados. En cada uno encuentran sombras, imágenes que no corresponden con el discurso y eso causa incomodidad, no reconocimiento en empatía. El tiempo está encima, la presión crece, el entorno no es adecuado, las reglas se violan sin necesidad.
El ciudadano se muestra confundido para reconocer las buenas intenciones hacia lo que necesita, se trata pues de que no hay confianza en nadie y el futuro uso de los recursos, la moral, ética. El juicio esta suelto, las condiciones no son dadas aún, la perspectiva de cambio pulula latente en el entorno. Más allá de todo esto se observa la molestia en la falta de cultivo con la que se ha manejado la honestidad, la benevolencia en sus allegados, las circunstancias adversas de la sociedad y es entonces cuando los ciudadanos se preguntan ¿Pedir que confiara nuevamente? Cuando el panorama pinta distorsionado, los mensajes no aterrizan, la sencillez con la que ahora se manejan no encaja entre lo que se hace y se hacía.