ENGAÑO
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
La libertad emocional nos plantea desafíos los cuales hay que enfrentar con la frente en alto, dignos para surgir y aprovechar la oportunidad. Se entregan los sentimientos en buena intención y ello nos enseña el dolor en la traición para tomar cautelosamente una mejor elección conforme caminamos. El daño nos permite comprender a plenitud los recursos con los que contamos para ser feliz en la vida. Nos vamos preparando a medida que nos vemos decepcionados en una enseñanza dolorosa en el cómo maniobrar momentos de ramalazo siendo conscientes que el que juega apuesta para ganar o perder, es algo inevitable. Si se pierde brotan las caras con pujido, lágrimas y tembladera.
A los hombres les da vergüenza el manifestarlo en público pero es inevitable lo haga en privado y, es normal que la vida nos ponga frente a la misma situación. Cuando sucede el entorno se oscurece con la dificultad. Luego viene un periodo de tranquilidad en espera de recordar en forma menos apremiante, mientras se va disipando. Las personas que la rodean se percatan de su estado de ánimo agresivo. Los hijos, los compañeros de trabajo no tienen la culpa, tampoco son indolentes a su sentir, simplemente intentan hacerle pasar un momento agradable, pero la afectada se aleja, rechaza, deja de comer, dormir. Este descuido merma su capacidad de análisis y decisión.
La serenidad hace a la persona más dueña de sus emociones, adquiriendo fortaleza no sólo para dominarse, sino para soportar y afrontar la adversidad sin afectar el trato y las relaciones con sus semejantes. Lo que se necesita es liberar la mente, salir del círculo vicioso y estar en condiciones de analizar con calma.
Las decisiones que se toma en este tipo de eventos sobre todo cuando de amor se tratan y lo dejamos ir con la esperanza en que rápido se presente otra persona para borrar lo que ocurrió. En ocasiones se presiona a la persona para que busque de inmediato el clavo que saque y vuelva a ser la misma sonriente capaz en congelar el recuerdo fallido, el incomodo problema sentimental por el que se pasó.
El dolor es profundo, se siente en las fibras sentimentales, lo que tuvo y en donde existió, experimenta el despojo de merecer a tal grado que le es difícil hasta el respirar. El tiempo ha encontrado la manera en relajarse en forma gradual mirando el pasado como lo que fue en su año y en su daño. La vida ofrece desvaríos amorosos, causados por desengaños emocionales que significan mucho en su momento y terminan en no ser nada, al dejar de pensar en ello. Le recomiendan olvidar esa preocupación y ser capaz en alimentar el fuego sentimental nuevamente con herramientas que lo tornen más capaz, comprensivo, humano.
Es la experiencia en el engaño la que deja esta información grabada. Solo cuando se estabiliza y se puede hablar abiertamente en que se está bien, sin el dolor de esperar a que nuevamente aparezca o estar al pendiente de lo que le suceda sino tener el coraje para no caer en el mismo error al seleccionar a quien entregar los sentimientos. Si por alguna razón se reclama al nuevo nos alerta que el dolor no se ha marchado y el orgullo herido está presente abrazado de ego lo que conducirá por el camino de un nuevo fracaso.
El engaño hace caer, el tiempo a levantarse, ser curado, sin animadversión. El tiempo hace considerarse bien, ponerse en mejor forma para encontrar el nuevo amor. Con el error sentimental se aprende que la caída no fue tan dura o el dolor aunque castigo en un principio no mata como se lo hace creer la mente. Aprender a entregar los sentimientos de cierto modo nos lleva a ir construyendo la nueva relación mayormente atrevida.
La experiencia del engaño aunque es imborrable llegara el tiempo en el que nos sorprenderemos lo que aprendimos para empujar en el camino correcto sin miedos, capaces en cosechar los beneficios a nuestro favor por la experiencia que los sentimientos dañados dejan. Si no se supera, se complace viviendo el placer insano que produce no ser parte de una relación de amor sino de sumisión y capricho por miedo a quedarse solo. Después de una gran tormenta viene la calma, las personas increíbles a las que por miedo no abríamos las puertas sentimentales como producto del error al entregar los sentimientos a la persona equivocada.
No se trata en ser malo con otra persona por que fuimos engañados, eso es un desafío al cual hay que enfrentar para salir fortalecido. Así, es la vida y, el reflujo al que estamos sometidos entre el amor, engaño, nos hagan a un lado, alegría, placer al acertar lo deseado. Se aprende y acepte lo que viene.