HERIRNOS
MDH Ramón Larrañaga Torróntegui
Da rabia sentir y ocultar lo deseado. Ese enfado es la resistencia a lo reprimido. Es muy doloroso juzgar o, decir cosas culpando a otro de su propio miedo o dolor. Es común y se hace a menudo. Es inpercibido, automático, sin percatarnos. El sensor del amor es casi, casi, entre los que ven al mundo con optimismo y los que se desgarran en su pesimismo. Se observa cuando lo hace al estar conectado con el sentimiento por ello acongoja al sentir el daño en la persona amada. El juicio erróneo, la mentira para defenderse y atacar lo amado, lastimando. Es el rechazo siendo uno y otro lo deseado, la misma cosa, culpándose de nada. Esto es la verdad, lo que hace sentirse mal, acusarse a sí mismo de cualquier cosa. Quedar desconectado de lo esencial, inventando culpas por miedo.
Si, la educación en casa se dedicara a fertilizar el amor, su naturaleza humana en vez de sustituirla por odio, rencor como sucede, no tendríamos tantas molestias posteriores ni nos preguntaríamos tanto el porqué de las frustraciones amorosas. Sería algo natural y, muchas de las mortificaciones actuales no se darían al ser entendidas sobre cosas naturales propias del ser. Ello fertilizaría la convivencia liberal sustentada en la dignidad.
Es la mentira, el juicio erróneo, lo ha inventado para defenderse y eso ataca la profunda esencia, ese espacio absolutamente puro y prístino que es amor y luz
La vida es esa ruleta de tiempo que jamás detiene el paso: La niñez se esfuma entre juegos, la juventud fatiga el intelecto, la madurez hace que busques lo que ya tienes, la vejez mira hacia atrás en lo acumulado, sus penas, besos jamás borrados. La vida es el arte en ir acumulando penas, besos, sueños impregnados en el alma. Juventud que se marcha como un sueño mostrando un bello rostro risueño el cual jamás regresa. Vivir tranquilo dentro el vientre, nacer al cariño al romper la fuente, con amor y sin reproches con alas de ángel y besos deseados. Llenas las alforjas de lo bueno y malo, das de golpes, tocas amarguras, consigues la edad madura, le empuja su vejez a un cuerpo mágico que ocupa para verse bello ayuda, es el tiempo, no es la misma, jamás lo volverá a ser.
La lluvia seguirá cayendo como la primera vez que humedeció su rostro el día que le pario su madre, el miedo que sentía al enfrentar el mundo o se quedaba solo (a). No hay paz, nadie duerme el sueño de los justos, solo pide amor antes en que extinga la existencia. Simplemente se cumple la sentencia.- Dar vida, y fenecer. Recordar un pasado, una voz, luz que llama.
Cuando se da cuenta de esto, la persona que de una manera u otra me muestra esa zona oscura de sí, comprende que no podría ver sin ella y es la parte acumulada su gran maestra, su honestidad, sinvergüenzadas. Eso cuesta, no es fácil dejar pasar lo interno cuestionable. Siempre allí está en algún lugar al acecho. Cuánto más escarba en su ser, se percata la persona de todas las capas que a menudo por miedo o por negarse a ello, interpone entre el amor sincero y la persona a representar. Construye una imagen para ocultar el amor incondicional que siente por otro.
El amor hecho deseo es un soplo de aire en medio de la noche que gira alrededor de su sueño y lo vuelve importante a lo que no lo es. Lo acerca y aleja siendo imposible reconocer el olor que despide, su soplo, pasión, vibra. Un aire que no soplar en su corazón con la energía deseada. Lo recogido al despertar es amistad de presencia sin esencia de pulso sin pasión, deseo sin concreción.
Toda alma anhela presencia para mitigar su soledad, silencio, un minuto de pensamiento en la cabeza suya para sentir ese amor insatisfecho, esa separación y la aspiración deseada.
No hay duda, la noche pasea el amor idolatrado, llena las páginas de amor irrealizado que caminan y se pierden por los callejones oscuros en donde no transita nadie, donde nadie cree en el amor solo usted y ese sueño que lo hace estar junto, lo mantiene vivo, le da la candidez para que no se abrume y bese en su sueño los labios deseados, absorba su aliento y traspire en ese instante su plenitud.
Una noche, su sueño, un fantasma mientras queda dormido en esa parte olvidada de su imaginación, una caricia que dibuja un rostro sano, una sonrisa amable un corazón gozoso que anhela amor, pasión, palabras elocuentes dichas al oído mientras sueña. No, no quiere estar cerca de usted por esa noche, está cansada de su cercanía la cual quema su entraña en el deseo que se esfuma al despertar con la desgracia en saberlo lejos, distante, inalcanzable.- Oh, decepción, sueño, que olvida, noche que reaparece desde las entrañas, sin importar sea de día.
