La cantante lanza al mercado el libro autobiográfico ‘Defectos Perfectos’ y cuenta cómo de traumática fue esta separación.
Chenoa habla claro. Han tenido que pasar más de 15 años para que la cantante se haya decidido a dar un paso al frente y contar todo lo que sucedió en su relación con David Bisbal. Lo hace, por sorpresa, en un libro autobiográfico que se llama Defectos Perfectos y que ha salido a la venta este miércoles 27 de septiembre.
Aunque ya se sabía que el capítulo de David Bisbal estaría en el libro, pocos podían imaginar que Chenoa fuese a hablar con tanto detallismo cómo vivió aquella ruptura. Y, sin embargo, ha explicado en este libro cómo se sucedieron los hecho día a día.
“Empezaron a aparecer los primeros rumores de infidelidad, que David siempre negó; los primeros reencuentros no tan apasionados; las discusiones por tonterías. Pero ahí seguíamos, y yo tan enamorada como siempre”, cuenta Chenoa sobre los días previos a que se produjese la ruptura, justo después de salir de la academia de Operación Triunfo.
“Una semana antes de regresar de su viaje, David me envió un ramo precioso con una nota que decía algo así como ‘Ya llego’. Yo seguía flotando en mi nube de amor y flores blancas, cómo no lo iba a hacer. Cuando regresó, yo estaba trabajando y, al volver a casa, me lo encontré con la maleta hecha. ‘Tengo que pensar, necesito tiempo. Mejor lo dejamos'”, cuenta Chenoa que le dijo Bisbal en aquel momento.
“Cuando le llamé al día siguiente, no noté nada raro. Estaba viendo la tele con sus padres. No pensé que la cosa fuera definitiva. Pero lo era, al parecer. Unos días más tarde, alguien me llamó por teléfono. No soy capaz de recordar quién fue. ‘Pon la tele’. Allí estaba David, en una rueda de prensa en Caracas, encantado de la vida, diciendo que no estaba con nadie”. Una frase que Chenoa recuerda con mucha fuerza: “con nadie”. Y es que así es como se llama el siguiente capítulo en el que habla de cómo se sucedieron los hechos.
“No podía respirar. Su ropa estaba en el armario. Desde el sofá donde me sentaba podía ver sus cosas, que aún estaban por toda la casa. Aquello tenía que ser una broma de mal gusto, pero no: era el peor día de mi vida. Le llamé y una voz contestó que aquel número no correspondía a ningún usuario. Él no estaba con nadie y el teléfono no era de nadie. Volví a marcar. Nada”, narra la cantante.
“Quería morirme. Llamé a su hermana. Vaya papelón, la pobre. Me dijo que lo entendiera, que no me podía dar el número nuevo. Había cambiado el teléfono. No había manera humana de comunicarme con la persona con la que había convivido durante los últimos años. Fue devastador”, cuenta, en un tono muy chocante, la cantante.