Tras doce días del desastre por el huracán Otis, Acapulco parece empezar a levantarse en medio del caos y la desesperación de sus habitantes.
Con una cifra oficial de 48 muertos, la gente comienza a limpiar fincas con albercas, comienzan a enderezar yates y se aprecia desde las alturas, grandes edificios blancos huecos.
Acapulco es muestra lamentable de la falta de preparación para fenómenos naturales como el huracán Otis, que el 24 de octubre tomó de sorpresa a los habitantes de este destino turístico.
El meteoro con categoría 5 es el huracán más fuerte que se recuerda haya tocado tierra. Los vientos fueron de 270 kilómetros por hora. Un sinfin de leyendas se cuentan entre sus habitantes, pues se dice que tras las ruinas, yacen personas sin vida.
Asimismo la ayuda que no llega con la rapidez que se quisiera también es otro problema, achacable a las autoridades de los diferentes niveles de gobierno.
Poco a poco, comienza a levantarse el comercio, pese a la rapiña que ha habido en todo tipo de negocios y en instituciones bancarias.
Desde las alturas, Acapulco parece una película de ciencia ficción, con imágenes apocalípticas, inimaginables para el país entero.
